Si duda sobre la conveniencia de tener un perro en casa, existe una información que quizá podría inclinar la balanza: un perro ejercerá un efecto beneficioso para su cerebro. Y no en una región cualquiera: se beneficiará la corteza prefrontal, el centro cerebral de la atención, la toma de decisiones y las emociones.
Según publica PLoS ONE, investigadores de la Universidad de Basilea solicitaron a los voluntarios de su estudio que entraran en una habitación y se sentaran junto a un can que permanecía estirado en su cesta o a un peluche. Al principio, solo podían mirarlo. En un segundo encuentro, se les permitió acariciarlo. Durante ese tiempo, unos sensores infrarrojos midieron el nivel de flujo sanguíneo en distintas áreas del cerebro de los participantes.
Las mediciones revelaron que la actividad de la corteza prefrontal aumentaba durante todo el experimento por el simple hecho de estar al lado del perro (y no del peluche); ese efecto era aún mayor si acariciaban a la mascota. Al parecer, el primer efecto es atencional. Se sabe que la corteza prefrontal desempeña un papel decisivo en ello; así, los participantes centraban de manera automática su atención en el animal. A continuación, se produce un efecto emocional, pero también de regulación del afecto, ya que el contacto acontece en ambas direcciones, es decir, entre el humano y el perro, mediante una especie de diálogo de la mirada y el tacto.
Tales beneficios ya se han sugerido para tratar trastornos que implican déficits de atención, motivación o regulación emocional, entre ellos, el TDAH, el autismo o la fobia social.
Sébastien Bohler
Referencia: «Effects of contact with a dog on prefrontal brain activity: A controlled trial». R. Marti et al., publicado en línea en PLoS ONE, 2022.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.investigacionyciencia.es
Publicado el: 2022-12-11 19:00:00
En la sección: Investigación y Ciencia: Actualidad científica